A veces cuando me rayo, y quiero que las cosas cambien, y esas cosas la mayoría de veces son asuntos importantes, trascendentales, etc, y que salen de mi control, lo que hago es botar todo lo que encuentre a mi paso. También pinto mi casa, mudo a las niñas de un cuarto a otro. A veces me falta poco para vender a Rubéni y a mis pulguitas, pero cuando me miran con sus ojitos de "te quiero", ya pues, está bien, que se queden. Pero de alguna manera mi frustración se las arregla para salir.
Hace más de un año y medio, me dio otro de estos episodios, pero esta vez fue un poco loco. Vendí mi comedor, y el Morfeo, un mueble grande en el que dormían inmediatamente todos los que se sentaban. Por un año me quedé con un mueble chiquito que tienen una tela que raspa, por si acaso te pique algo, y con una mini mesa plegable para almorzar. Estuvimos comiendo como los japoneses, sentados en el piso con los platos sobre la mesa de centro, hasta que alguien se apiadó de nosotros y nos regaló una mesita de restaurante de menú. Ya había un poco de progreso. Un día de esos, para variar, me dió otro arrebato, entonces comenzé a cabilar...mmm, ¡ya sé!.
Mi amiga Leslie, al ver el caos, me había ofrecido una mesa antigua, Luis XV, según ella, porque yo nunca la ví, que su papá tenía en la azotea. Mi plan era pintarla de rojo y pegarle un arrego de mayólicas como centro de mesa.
Cuando la mesa comenzó a descender, Rubén muy optimista abrió sus brazitos desde abajo, para recibirla, en eso se resbalan los cables de las manos de Francisco, Rubén salta como un pericote hacía atrás, ¡¡¡¡y se revienta la mesa contra el suelo!!!!.
¡Puchaaa! Me quedé sin mesa, y ¿mi proyecto creativo?... ¡ah no!
Regresé a mi casa y pinte la mesa de menú de color marrón. Pegué mayoliquita por mayoliquita hasta que una nueva idea tomaba forma. En una semana, porque tuve que comprar más mayólicas, y con la ayuda de mis pulguitas, tuve una mesa muy original.
Hay gente que me ha ofrecido comprarla por un jugoso precio, otros me dicen que la puedo vender hasta mil soles (!) y otros que quieren que le haga una.
Bueno, la botadera de las cosas no parece muy cuerda, pero a todo hay que sacarle provecho en nuestra vida, hasta a los arrebatos...cuando se agotan los recursos, la creativida fluye...
Esta mesa es la más higiénica del mundo, ¿no ves que es mayólica?. Se te derrama lo que sea, se mancha, se ensucia y con un buen limpiador, esta brillosita y como nueva otra vez, y la mesa en sí misma es recontra decorativa, ilumina y da color a toda la sala.
Para pedidos, llame ya, llame ya, llame ya, a Artesanías Catybella :)
Catylabella