Las que son claras no nos gustan, pero ayudan. Las que son tácitas te destruyen si las destruyes.
Una de esas regla es NO HABLES. Pero no en cuanto a pronunciar palabras, sino en cuanto no hablar de aquello que si lo dices puede traer vergüenza, confusión, problemas...mejor quedarse callado. Y lo que sea que haga daño sigue sucediendo a expensas de tu paz ¿Ves? Ahí está. Obviamente, esta regla no se aplica a dimes y diretes, conversaciones distorsionadas o la vida de quien no nos incumbe...ahí sí, no hables.
También existe otra regla, es más difícil de identificar, pero trae mucho más problemas. No digas NO. Lo más interesante es que los que saben decir que NO son libres y llegan lejos.
Otra regla tácita terrible es NO PUEDES. Esa es más brava, porque nos la ponemos nosotros mismos y a ver ¿quién te convence de que sí puedes? Después andamos como el Chavo diciendo: Sí lo hago...sí lo hago...sí lo hago...
Otra regla escondida es la de la incondicionalidad. Regla imposible de cumplir por alguien de carne y hueso. Consiste en hacer creer al otro o creer del otro que NUNCA te va a dejar, fallar, que cambiará...
Existe la regla de tres simple, que es tan simple que hasta hoy no me liga..."Pero la sacas con regla de tres simple", me dijeron el otro día...y hasta hoy me quedé con la intriga de cuánto jarabe le debía dar a Daniela por su peso...lo resolví con una inyección mejor.
También existe la regla. Esa que si eres mujer te puede paralizar algunos días y llevarte a tomar decisiones hormonales, mayormente trascendentales, que cuando pasa el período, es tarde para arrepentirse. Una regla para esta regla, no decidas nada hasta que las hormonas vuelvan a su normalidad. No te acerques a ningún objeto punzocortante y aléjate de aquellos que tienes entre los dientes...¡solo por prevenir!
Pero creo que la más brava de todas es la regla NO PIENSES. Esa está presente cuando tú opinión es como una lejana voz y solo se escucha la de los demás. O cuando tu idea es totalmente opuesta a la de los demás. Estás pensando, pero te sientes mal por pensar diferente. Y esta regla, activada con las demás nos vuelven títeres, gente que sigue a otra gente. Medidos y cortados por la misma regla. La cabeza explotándonos porque nuestro sentido común, desde hace tiempo quiere sacarte de aprietos. Pero pasó de ser sentido común a silencio común...
Como hablabamos con unas amigas: tu determinas tu éxito, cuando decides el éxito de quién quieres alcanzar, ¿el tuyo o el de los demás?¿Quién determinará si te ha ido bien? ¿Tus amigos o tus convicciones?
Para ir por el camino correcto, asegúrate de no se salirte de aquello a lo que Dios llama bueno y aléjate de aquello a lo que Él llama malo. De ahí, matices, colores, paisajes, personajes, ciudades, cantidades, te quedas, te vas, te casas, no te casas, con hijos, sin hijos, etcétera dependen de cuantas reglas de vergüenza y temor te atrevas a quebrar.
Clb
Una de esas regla es NO HABLES. Pero no en cuanto a pronunciar palabras, sino en cuanto no hablar de aquello que si lo dices puede traer vergüenza, confusión, problemas...mejor quedarse callado. Y lo que sea que haga daño sigue sucediendo a expensas de tu paz ¿Ves? Ahí está. Obviamente, esta regla no se aplica a dimes y diretes, conversaciones distorsionadas o la vida de quien no nos incumbe...ahí sí, no hables.
También existe otra regla, es más difícil de identificar, pero trae mucho más problemas. No digas NO. Lo más interesante es que los que saben decir que NO son libres y llegan lejos.
Otra regla tácita terrible es NO PUEDES. Esa es más brava, porque nos la ponemos nosotros mismos y a ver ¿quién te convence de que sí puedes? Después andamos como el Chavo diciendo: Sí lo hago...sí lo hago...sí lo hago...
Otra regla escondida es la de la incondicionalidad. Regla imposible de cumplir por alguien de carne y hueso. Consiste en hacer creer al otro o creer del otro que NUNCA te va a dejar, fallar, que cambiará...
Existe la regla de tres simple, que es tan simple que hasta hoy no me liga..."Pero la sacas con regla de tres simple", me dijeron el otro día...y hasta hoy me quedé con la intriga de cuánto jarabe le debía dar a Daniela por su peso...lo resolví con una inyección mejor.
También existe la regla. Esa que si eres mujer te puede paralizar algunos días y llevarte a tomar decisiones hormonales, mayormente trascendentales, que cuando pasa el período, es tarde para arrepentirse. Una regla para esta regla, no decidas nada hasta que las hormonas vuelvan a su normalidad. No te acerques a ningún objeto punzocortante y aléjate de aquellos que tienes entre los dientes...¡solo por prevenir!
Pero creo que la más brava de todas es la regla NO PIENSES. Esa está presente cuando tú opinión es como una lejana voz y solo se escucha la de los demás. O cuando tu idea es totalmente opuesta a la de los demás. Estás pensando, pero te sientes mal por pensar diferente. Y esta regla, activada con las demás nos vuelven títeres, gente que sigue a otra gente. Medidos y cortados por la misma regla. La cabeza explotándonos porque nuestro sentido común, desde hace tiempo quiere sacarte de aprietos. Pero pasó de ser sentido común a silencio común...
Como hablabamos con unas amigas: tu determinas tu éxito, cuando decides el éxito de quién quieres alcanzar, ¿el tuyo o el de los demás?¿Quién determinará si te ha ido bien? ¿Tus amigos o tus convicciones?
Para ir por el camino correcto, asegúrate de no se salirte de aquello a lo que Dios llama bueno y aléjate de aquello a lo que Él llama malo. De ahí, matices, colores, paisajes, personajes, ciudades, cantidades, te quedas, te vas, te casas, no te casas, con hijos, sin hijos, etcétera dependen de cuantas reglas de vergüenza y temor te atrevas a quebrar.
Clb